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06 fev Construyendo resiliencia desde los semiáridos: Logros y desafíos en la COP16 – UNCCD
Por Internacional Land Coalition – LAC
La 16° Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (COP16 UNCCD) fue un momento desafiante y muy productivo para el establecimiento de compromisos multilaterales para la gestión de la tierra y la lucha contra la desertificación en todo el mundo.
Realizada en Riad, Arabia Saudita, contó con más de 20 mil participantes, más de 3.500 de la sociedad civil y representación de aproximadamente 200 países. Más de 600 eventos formaron parte de la agenda oficial, en un esfuerzo por incluir a actores no estatales en las definiciones y debates de la Convención.
La Plataforma Semiáridos de América Latina y el Centro de Desarrollo Agroecológico Sabiá (este último organización observadora de la sociedad civil acreditada ante la UNCCD) estuvieron presentes, buscando resaltar el debate en torno a las tierras áridas y semiáridas de América Latina y visibilizar los esfuerzos de convivencia y restauración ambiental que las poblaciones indígenas, comunidades quilombolas, campesinas, pescadoras y de agricultura familiar vienen desarrollando desde hace generaciones en estos territorios.
Nuevos compromisos y un desafío constante
La COP16 – UNCCD concluyó con la aprobación, por parte de los Estados parte, de 39 decisiones para avanzar en la restauración de tierras y promover la resiliencia a las sequías.
Entre ellas, se destaca la creación de un Caucus de Pueblos Indígenas y de un Caucus de Comunidades Locales, proceso que contó con la participación protagonista de la delegación brasileña, lo que convierte a la UNCCD en el primero de los Convenios de Río en establecer caucus separados para estos sectores. Esta decisión es importante para fortalecer la participación plena y efectiva de los Pueblos Indígenas y las Comunidades Locales que habitan las regiones semiáridas de América Latina en la lucha contra la desertificación y la degradación de la tierra a través de los instrumentos de la UNCCD.
Por otro lado, se comprometió un monto de 12.000 millones de dólares para combatir la degradación y mitigar los efectos de la sequía, y para ayudar a los países más vulnerables a prepararse para el empeoramiento de las condiciones de sequía.
Más allá de los acuerdos alcanzados, resulta crucial subrayar el desafío persistente de visibilizar y posicionar los biomas secos de América Latina y su rica sociobiodiversidad en el centro de este debate. Es notorio que las decisiones e inversiones están mayormente orientadas hacia el continente africano, relegando las necesidades y oportunidades específicas de los semiáridos latinoamericanos. En este sentido, la participación activa de la Plataforma Semiáridos en la Convención de las Partes adquiere una relevancia estratégica, no solo para abogar por estas regiones, sino también para fomentar el intercambio de conocimientos, movilizar recursos y fortalecer alianzas que impulsen su conservación y desarrollo sostenible.
Semiáridos resilientes
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En las regiones semiáridas de América Latina, donde viven unos 55 millones de personas, los desafíos relacionados con el agua y la desertificación tienen profundos impactos en la seguridad alimentaria, la seguridad hídrica y las condiciones de vida. Caracterizadas por una rica biodiversidad y reservas nativas, estas regiones son habitadas por comunidades tradicionales, pueblos indígenas y agricultores familiares que acumulan conocimientos y prácticas de adaptación para convivir con la sequía.
En el marco de la COP16 – UNCCD, y de cara a la COP30 de Cambio Climático, la Plataforma Semiáridos AL lanzó la campaña “Semiáridos Resilientes” para sensibilizar a la sociedad sobre los impactos de la desertificación y el cambio climático que amenazan estos territorios, que a menudo son relegados en las discusiones globales que priorizan los bosques tropicales pese a ser igualmente esenciales.
La campaña – que seguirá en marcha en 2025 – destaca la importancia de asegurar la permanencia de las comunidades en sus tierras, promover el equilibrio con la naturaleza y preservar los conocimientos tradicionales que son fundamentales para la resiliencia local.
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