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La agroecología en Brasil, mucho más que un sistema productivo

La agroecología en Brasil, mucho más que un sistema productivo

El intercambio de experiencias que vienen desarrollando cotidianamente pequeños agricultores, mujeres, jóvenes, pescadores y pueblos indígenas sobre la construcción de la agroecología en los diferentes Estados de Brasil, fue el corazón que marcó el ritmo del IV Encuentro de Agroecología (ENA) que se realizó los primeros días de junio en Belo Horizonte.

Cerca de 3000 personas, entre los que fueron llegando desde las diferentes regiones sumados a los invitados internacionales, le dieron vida a la cuarta edición de este evento convocado por la Articulación Nacional de Agroecología (ANA), una red brasileña que reúne a organizaciones, redes regionales y movimientos sociales vinculados a la vida rural.

“Estamos muy contentos. La gente consiguió llegar desde los 27 Estados del país para compartir lo que se viene haciendo en la construcción de la agroecología, no sólo en lo productivo sino también en acceso a mercados, en cuestiones relacionados con la educación, inclusión de los jóvenes y las mujeres, ente otros temas”, contó Alexandre Henrique Bezerra Pires, del Centro Sabiá, miembro de la Plataforma Semiáridos y uno de los organizadores del evento.

Al referirse a la participación internacional destacó que para Brasil fue muy importante que los representantes de los 14 países que concurrieron pudieran conocer algunas de estas prácticas. Esperamos poder establecer lazos más firmes para intercambiar nuestras experiencias con la de otros países”, dijo a la vez que subrayó: “buscamos una proyección mediática en Brasil y en el exterior para que lo que hacen los agricultores, los pueblos indígenas y negros pueda ser visible. Nuestro objetivo es que esta visibilidad  que estamos construyendo también llegue a todos los niveles de los sectores públicos para que puedan comprender que es necesario implementar políticas para la agroecología”.

Por su parte, Carlos Magno, también miembro de Sabiá,  precisó que según el último censo agropecuario de Brasil el 70% de la comida que se consume en la ciudad proviene de la producción campesina. “El lema del encuentro fue Agroecología y democracia uniendo el campo y la ciudad,  y en ese sentido fue muy importante traer y mostrar la experiencia de los jóvenes campesinos que ya hicieron un importante vínculo con la ciudad, que salen en búsqueda de nuevos mercados”, sostuvo y agregó que “la gente de la ciudad necesita saber que en vez de ir al supermercado a comprar alimentos, se los pueden comprar a los campesinos que es mucho mejor. Son alimentos sanos, para gente sana.”

Mirada social

Al reflexionar sobre lo sucedido durante este evento, Ismael Merlo de Funde destacó las preocupaciones y problemáticas que se presentaron: “Como las comunidades rurales tienen un fuerte arraigo a las prácticas agroecológicas y un serio compromiso con la defensa de sus sistemas de producción de alimentos, con la defensa de la tierra y del agua,  se hicieron denuncias generalizada sobre la existencia y expansión del agronegocio y la minería, por ejemplo, que destruyen los ecosistemas acuíferos, acaparando y contaminando las aguas, y destruyendo también los sistemas agroproductivos”.

“Es importante destacar -agregó- el fuerte vínculo existente entre las diversas organizaciones de campesinos a lo largo y ancho de Brasil, así como su alta comprensión de su realidad y su compromiso con la defensa de sus derechos sociales, económicos y políticos. Constituyen una fuerza social y política importante que defiende sus sistemas agrícolas, los recursos naturales y la democracia en Brasil. La diversidad y riqueza cultural de las comunidades rurales aportan contenido y dinamizan a sus luchas”. Asimismo remarcó la gran participación de las mujeres que se pudo ver a lo largo de todo el encuentro.

A su vez, Horacio Moschen de Fundapaz, señaló que otra cuestión que se pudo observar es que “este encuentro también constituyó una oportunidad para recuperar fuerzas y renovar la esperanza. Para cambiar un sistema opresor las organizaciones tienen que hacerse más fuerte, tienen que capacitarse, crecer y desarrollar sus propias estrategias. Quedó claro que Brasil está viviendo una situación muy compleja en su democracia, y la gente mostró su apoyo a un dirigente como Lula Da Silva que implementó políticas de apoyo al sector, que hoy son necesarias”.

“A nosotros en Fundapaz nos dio la posibilidad de ver otros emprendimientos y darnos cuenta que nos falta seguir creciendo para mejorar propuestas que sean inclusivas y darle visibilidad a las iniciativas de las organizaciones que acompañamos”, añadió.

El encuentro finalizó con una feria en la que los campesinos de las diferentes regiones mostraron sus productos y un “banquete agroecológico” para 3000 personas que pudieron degustar alimentos sanos.

En el cierre, la IV ENA dejó un mensaje implícito: la agroecología no sólo contiene un planteo agrícola, sino también social y ambiental.

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